martes, 31 de julio de 2007

El Loquero que nos parió


Un loco no se identifica a simple vista.
Un loco solamente se presiente cuando lo tenés cerca y de repente empieza a gritarte en la cara cosas inentendibles, o te guiña el ojo sucesivas veces insinuando frases con doble sentido.
Pero en un manicomio, los locos damos rienda suelta a nuestras patologías y las hacemos convivir junto a las camisas de fuerza, que raramente son usadas, salvo en casos de emergencia.
Y es que, así como la gente "normal" nos da la razón, nosotros les damos la razón a ellos quedandonós piolas y aceptando (entre algunas negativas, para no parecer tan obvios) la etiqueta de "Locos... pero locos mal". y luego nos disponemos a pasar los días de la mejor manera, haciendo cosas raras y divertidas... total! si estamos locos y, encima, en un loquero!...

En un tour por el manicomio, podemos observar a Ana María de Santos, una veterana que sufre Delirio Místico, y que en sus aposentos tiene una imágen de la Virgen Desatanudos del tamaño de una pared.
Depende el día, "La Santurrona" (como le puso el Moguito de la Esquina después de que ésta le regalase 7 paquetes de turrones arcor para su cumpleaños), se cree algún personaje que otro de la Biblia.
Hoy, por ejemplo, podemos verla encarnando a María Magdalena.
Entra a las habitaciones de todos los internados masculinos, ligera de ropas. Los seduce, se encama con ellos obligándolos a inventar nuevas posiciones para el kamasutra. Ya logró "el 77", la "paloma mensajera" y "el arca de Noé".
Después de todo esto, se arrepiente, se viste con 16 túnicas para que no se le vea un pelo y pasea por los pasillos infiriendo ante todo aquél que se le cruce en el camino: "Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra".

La mayoria de los internados estamos contentos con La Santurrona, más de una vez a la semana nos da una alegría a todos... ehhhh... ¡hablo de los hombres, claro!.

jueves, 19 de julio de 2007

Una tarde en el manicomio




Los patios del manicomio se ven muy bonitos con la nieve. Los miro desde mis aposentos, mientras como uvas con los pies y tomo un vinito patero.
Se me ocurren mil chistes sobre albinos, pero el Marqués de Bonteparte se emperra en decirme que no son buenos, y se niega a reirse, bajo el lema de "María, Ud. es una estúpida".
El lector creerá que me dejo maltratar por este vil personaje, pero no es así. Me llama estúpida, pero llega a mi habitación con vino y uvas, de las mejores que se consiguen por aquí. Digamos que es un intercambio justo: compañia, vino y uvas, a cambio de un sano maltrato.
El problema surge cuando se nos une El de la Esquina.
Este personaje particular, suele llegar profiriendo palabras obcenas de todo tipo, desprestigiando enfermeras y médicos a diestra y siniestra. Y cuando tira el vino... bueno, ya se los contó él mismo: se vacía la botella en la cabeza y se sacude, cual can humedecido.
Cuando sucede esto, el Marqués se ofende muchísimo, lo agarra de la solapa del saco y lo amenaza a gritos de cortarle uno a uno, los deditos del pie con una pinza filosa. En realidad, lo que más le molesta al Marqués es el desperdicio del vino. Pero yo digo que es un miserable, ¡si vieran la cantidad de cajones y cajones que tiene en su habitación!.
Entonces, para calmar las aguas, pongo las uvas en un fuentón, les hecho un poco de alcohol etílico, y las piso con los dos pies, no sin antes levantarme el meriñaque (que es de puntilla italiana, más caro que la peluca del Marqués).
Hacer vino patero es un placer, que compartimos con El de la Esquina, que se pone ayudarme a las zapateadas limpias.
El Marqués nos mira, pone cara de tujes y se va, bajo el lema: "Ustedes son unos asquerosos". Y cierra la puerta con desdén. Pero es sabido que ese Marqués está colifa, y que después vuelve solito sin que lo llamemos...

Se los cuento yo... María Antonieta (agarrandomé una teta)

martes, 17 de julio de 2007

Cuando me busco me encuentro

Bueno, al final parece que soy un moguito.
Antes pensaba que no, que eran imaginaciones mías nada más. Digamos, en pocas palabras, que comparado con el resto de los mortales yo era bastante parecido a ellos. Yo era absolutamente normal. Apenas si se me notaban pequeñas desvariaciones de costumbres típicas. Por ejemplo:
-Al ver una película de terror o en las instancias finales de OT y GH me comía, nervioso, las uñas. Las de los pies.
-Antes y después de ir al baño me lavaba las manos compulsivamente. En el inodoro.
-Para desearle suerte a alguien, tomaba un pequeño soretito, de 2 ó 3 kilos, armaba una bochita y se lo tiraba al grito de "¡buena suerte!".
-Cuando alguien me invitaba a cenar, yo iba, llevaba la comida, la bebida, el postre, licores, los platos, las copas, unos vinos, y terminaba la noche lavando toda la vajilla y encerando el piso a mano.
-Si alguien me trataba mal en un negocio-o si me miraba raro-, salía y apedreaba el lugar con ladrillones al grito de ¡forros hijos de puta! ¡malvados! y después me iba corriendo. Me iba corriendo a la comisaría a contarles lo que había hecho.
-Si veía una pared recién pintada de una escuela con un cartel de “pintado por esfuerzo propio”, yo sacaba mi aerosol y les escribía: “esto también”.

Y así.

Con las supersticiones también viví algunos casos particulares.
-Al ver una escalera en medio de la acera mi intención era no pasar por debajo, pero terminaba subido a un techo.
-Si un gato negro estaba a la vera del camino me quedaba esperando horas hasta que pase (una vez estuve tres días parado en la avenida porque ni siquiera había un gato).
-En vez de tocarme un huevo una gónada al ser mencionada la palabra Mxnxm (Menem), terminaba, sin quererlo, pajeándome estimulándome exacerbadamente frente la mirada atónita de la señorita que sólo se había agarrado una teta mama.
-Cuando se me caía el vino tinto, en lugar de mojarme los dedos y salpicar a otro al cantito de “¡alegría, alegría!”, agarraba el tetra y me lo tiraba encima y luego me sacudía al estilo can.

Pero fue el día que acepté venir a compartir mis vivencias a este blog pedorrísimo acá, cuando me di cuenta de que soy realmente un infrahumano. Desde entonces vago por las esquinas haciéndole la zancadilla a viejitas desprevenidas o tirándole piedritas a los pelados que pasan por el otro lado de la vereda. ¡Ah…! El sonido que hacen las viejitas al caer es un plato.

Atte,
El de la Esquina

Nota: A pesar de mi moguismo soy políticamente correcto y no uso malas palabras. Por ahora.

Bueh, don yo te lo inauguro


Y sí señores, a falta de palabras antonietanas o esquinianas, aquí tienen al Marqués de Bonteparte siempre listo, cuál boy scout, a inaugurarles el espacio.

Usted, estimado lector (¿hay alguien ahí, no?), se estará preguntando quiénes son éstos tres y qué hacen delirando juntos.

Queda formalmente advertido de que doña Antonieta, don Esquiniano y don quién les escribe somos tres sujetos totalmente desmedicados y bajo los efectos de la pior de las locuras (sí, la pior).

Visto y considerando que Bill Gates está en nuestra contra, que nos desconecta abruptamente nuestros messengers, hace caer nuestras conexiones, y cambia los templates en los cuartitos; hemos decidido unir nuestras fuerzas para darle duro al enemigo. Con esa finalidad, estos tres seres cyber deambulantes, conformamos El Eje anti Bill y anti cualquiera-que-nos-moleste (o sea, tenga cuidado, que no es recomendable tenernos en contra). El mencionado Eje es Federal y abarca múltiples latitudes de éste, nuestro gran suelo argentino. Si lo miramos desde el sur (efecto etapa K) partimos desde Neuquén con El de la esquina (no lo llamaremos señor, puesto que no estamos seguros de que merezca tal título). Dicho sujeto es conocido por inaugurar una campaña anti Bill al oponerse a los emoticones que pululan por el Messenger.

De tierras patagónicas (todavía no vendidas), partimos hacia Córdoba en donde encontramos a una “lady” (sí, entre comillas) que tiene aires de diva y que perdió la cabeza, con ustedes María Antonieta, que se quedó sin peineta y a la cual se le escapó una…, bueno usted ya sabe. Esta mujer, aparentemente vendió su alma al diablo por un tiempo. Sí, fue amiga de Bill, hasta que el cara-de-nerd-inventor-de-Microsoft, hizo estragos en su cuartito dejándolo patas para arriba. Ahora, María Antonieta (algo deprimida por que sus lectores quieren que se pegue un tiro), tiene sed de venganza… y hambre de alfajores, ¡si supiera cómo es antojadiza esa cristiana! Sí, sí, usted la puede reconocer gracias a mi gran descubrimiento: come con los pies.

Y, como el norte también existe, me vinieron a buscar (no me resistí mucho que digamos, seamos honestos) hasta la mismísima Salta, la linda; de la cuál ya me quejaré por mi voluntad separatista. Algunos que dicen conocerme, opinan que tengo delirios de grandeza y de auto-subestimación, paralelamente, así como otros dicen que tengo múltiples personalidades. Pero los que realmente saben de mí, saben que... todo eso es cierto.

Como era de esperar, al juntarnos nos potenciamos en nuestros delirios y por eso podemos afirmar que:

¡SENOS CORRIÓ EL EJE!

¡Sin más que decirles, se despide de ustedes el mismísimo Marqués! Pasen de vuelta por el blog, cuando escriban María Antonieta o El de la esquina, ¡esto va a estar bueno!

¡Sígannos, no los vamos a defraudar! (tengo un dèja vù, me parece que eso lo escuché en algún lado...)